A partir del 2000 la Estrategia de Lisboa acordó como objetivo central de la Unión Europea el camino hacia una economía sostenible e innovadora. Este objetivo se consolidó más tarde, en 2015, con el Informe de la Comisión “Cerrar el ciclo: plan de acción de la UE para la economía circular” y con la presentación del Paquete de Economía Circular, un paquete legislativo destinado a la transición hacia una economía circular en la Unión Europea.
Se concretó así un camino hacia la adopción de políticas europeas e iniciativas legislativas orientadas a la persecución de este objetivo entre los países miembros, mediante líneas estratégicas (como el Plan de Acción para la Economía Circular) y focos de acción concretos: producción, consumo, abastecimiento responsable de materias primas primarias, Gestión de Residuos, conversión de residuos en recursos, materias primas secundarias, consumidores, innovación e inversión.
La actual economía lineal de extraer-transformar-usar-desechar nos ha llevado a un punto en que utilizamos recursos de la Biosfera sin reponerlos en el mismo valor con el fin de que estén disponibles en un futuro.
En los años 70, iniciamos este proceso de agotamiento de los recursos naturales disponibles, sobrepasando la capacidad de regeneración de los ecosistemas mientras la población mundial y sus necesidades continúan creciendo.
Para revertir este proceso, es necesario cambiar el paradigma de la economía mundial por un sistema de reposición del valor natural mediante la reducción, reutilización, recuperación y reciclaje de los recursos usados (materiales y energía), prolongando su vida útil en el sistema, y reduciendo el impacto del ciclo de vida de los productos y servicios generados según el concepto de sostenibilidad. Es decir: una Economía Circular.
Esta adaptación no implica una pérdida de competitividad por parte de los participantes en el proceso. Puede, incluso, crear oportunidades y mejoras en los procesos existentes, haciéndolos más eficientes y con mayor valor añadido para la sociedad, potenciando también las actividades a nivel local. Además, la necesidad de optimizar recursos es un principio económico clásico, y el cambio a la economía circular ayudará en este proceso de eficiencia/optimización de recursos.
A la vista de este ambiente económico y social en rápida transformación, el concepto de sostenibilidad y gestión social y ambientalmente responsable representa una posibilidad de posicionamiento y prosperidad económica para las empresas. El concepto de sostenibilidad se introduce en este proceso para compatibilizar las necesidades del ecosistema mundial, permitiendo su coexistencia (cuestiones sociales, económicas y ambientales).
Las medidas de prevención de residuos, el diseño ecológico (que estimula el desarrollo y la innovación), la reutilización y otras acciones relativas a la economía circular puedan generar ahorros muy significativos para las empresas, creando empleos directos en el sector de la gestión sostenible (por ejemplo, en la gestión de residuos y emanaciones y en el sector de las energías alternativas) y permitiendo, al mismo tiempo, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y del impacto del ciclo de vida de las actividades empresariales.
La tecnología existente, así como la disponibilidad económica, ya permiten que las necesidades y capacidades productivas den respuesta a las necesidades de la sociedad sin comprometer sus valores y recursos naturales mediante flujos circulares de reutilización, restauración y renovación, y promoviendo la reabsorción y el reciclado.
Así, cuando se desarrolla un producto o servicio, además de los habituales criterios de mercadotecnia y design thinking asociados al proceso innovador, también deberán tenerse en cuenta los siguientes aspectos:
– la protección de los ecosistemas que garantizan la existencia de materias primas;
– la gestión de los diversos recursos utilizados en el proceso de producción y logística;
– la gestión de los residuos derivados del proceso de producción;
– los impactos ambientales derivados del consumo del bien;
– el destino final de los productos tras su consumo o tras el fin de línea (reutilización).
Además de las soluciones productivas y tecnológicas existentes para potenciar la economía circular, también existen muchas herramientas de apoyo a la gestión que ayudarán a las empresas a afrontar este nuevo desafío, una excelente oportunidad para aplicar, de forma más masificada, los conceptos de ecodiseño, ecoinnovación y mercadotecnia verde:
– Compras Públicas Ecológicas de acuerdo con las prácticas del Green Public Procurement de la Unión Europea.
– Planes Nacionales para la Economía Circular (PNEC) que se están estableciendo en varios países.
Nota: El Gobierno de España está trabajando en la futura Estrategia de Economía Circular (en línea con el Paquete de Medidas y el Plan de Acción de la Comisión Europea). Su elaboración se está desarrollando actualmente con la coordinación del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente y del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad.
– Estrategias de contratación pública ecológicas emprendidas por las instituciones centrales de los países de la UE.
– ISO 20400 – Compras Sostenibles. Aunque no sea una norma de requisitos (no es certificable), esta norma establece pautas muy útiles para la definición de procedimientos de gestión de compras que estimulen la Economía Circular. Es precisamente en la gestión de las compras donde se concreta la toma de decisiones sobre qué camino seguir en la adquisición de los recursos naturales y materias primas con menor impacto en el ciclo de vida.
– ISO 14001 – Sistemas de Gestión Ambiental. En su nueva versión de 2015, esta norma hace hincapié en el análisis de ciclo de vida y estimula el análisis de riesgo a lo largo de la cadena de suministro. Permite una gestión más sostenible de las empresas y es una herramienta importante para controlar el impacto ambiental de la organización.
– ISO 50001 – Sistemas de Gestión de Energía. La ISO 50001 define requisitos de gestión para uno de los aspectos ambientales más importantes en la actualidad: el consumo de energía. Estos requisitos apoyan la gestión de las empresas en la definición de estrategias que permitan no solo reducir impactos como la factura energética, ya sea en la reducción del consumo (adquisición de nuevas tecnologías más eficientes) o en la elección de la fuente energética (renovable frente a no renovable).
– EMAS Verificación del Sistema de Gestión Ambiental (Reglamento de Ecogestión y Auditoría EMAS, Reglamento (CE) n.º 1221/2009) – La filosofía de esta verificación es idéntica a la de la ISO14001, pero va más allá en el control de los aspectos ambientales y sus impactos, especialmente en la definición de los indicadores del rendimiento ambiental de la organización.
– ISO 14006 – Ecodiseño (antes también incluido en la UNE 15031). Esta norma promueve procedimientos de control en la actividad de diseño de los productos y servicios con el fin de integrar el análisis de ciclo de vida en la definición de los mismos.
– ISO 20121 – SG Eventos Sostenibles – A pesar de que la mayoría de los eventos tienen una duración típicamente reducida en el tiempo, también producen impactos nada despreciables que deben minimizarse para no “dejar huella” al concluir. Obliga a las empresas promotoras a preparar más a fondo la organización de eventos y a promover comportamientos más sostenibles.
– CELE Comercio Europeo de Licencias de Emisión – Se trata de una herramienta legal que permite controlar el efecto de las actividades de algunas empresas en el medio ambiente (a través de la cantidad de emisiones de CO2), compensar los efectos negativos y potenciar los positivos.
– SGSPAG Sistema de Gestión de la Seguridad para la Prevención de Accidentes Graves – Esta herramienta busca la prevención de impactos medioambientales al impulsar el control de aspectos ambientales con impactos significativos, ya sea por su dimensión o por su peligrosidad.
– NP 4457 – SG Investigación, Desarrollo e Innovación. A semejanza de la ISO 14006, esta norma actúa igualmente en el diseño de productos y servicios, proceso en el que se podrán incluir criterios de sostenibilidad.
– Normas de Responsabilidad Social (SA 8000, NP 4469, BSCI, SEDEX…) – Estas normas se esfuerzan en proteger los Principios Laborales del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, salvaguardando los intereses de los trabajadores y actuando cada vez en mayor medida en la cadena de suministro. Se observa una adaptación de algunas normas y códigos de conducta (como la BSCI y la SMETA) a este concepto de sostenibilidad, integrando cada vez más cuestiones de carácter ambiental (como el ciclo de vida) en sus requisitos y permitiendo que las cuestiones ambientales se arraiguen a lo largo de las cadenas de suministro junto con el otro gran pilar de la sostenibilidad: las cuestiones sociales.
Con la ayuda de herramientas como estas y otras disponibles o que van surgiendo, las organizaciones, junto con el resto de la sociedad, podrán definir su camino colaborando en la convergencia hacia una economía circular basada en los principios de la sostenibilidad.
Con este modelo económico, alternativo a la economía lineal, no nos limitamos a producir, consumir y generar basura, sino también a reutilizar y reciclar después del consumo.
El modelo de economía circular podrá sustituir a corto o medio plazo el modelo económico tradicional, con vistas a una sociedad sin desperdicios, cimentada sobre unas prácticas de producción y consumo sostenibles.
CINCO CLAVES PRINCIPALES
La aplicación prioritaria de la jerarquía multi-R en todo el ciclo de vida del producto al objeto de evitar la producción de residuos y el agotamiento de los recursos.
Una jerarquía territorial con el fin de impulsar las economías locales.
Los modelos de negocio innovadores que estén destinados a satisfacer las necesidades de consumo de las personas sin tener un impacto perjudicial sobre el medio ambiente.
La colaboración entre los diversos agentes implicados.
El papel esencial de las administraciones locales y regionales.